Guayabal, Azua. – La tragedia se cierne sobre el corazón productivo de Azua. La tormenta tropical Melissa ha desatado una catástrofe económica de proporciones incalculables, dejando a los agricultores de Guayabal, vitales para la producción nacional de aguacate, al borde de la quiebra. Las pérdidas ascienden a millones de pesos, pero la crisis va más allá de la fruta perdida: el colapso de las vías de acceso y la sombra de la especulación amenazan con aniquilar el sustento de cientos de familias.
La furia de Melissa no solo se manifestó en vientos que arrancaron de tajo la cosecha de los árboles, sino en torrenciales lluvias que convirtieron los caminos vecinales en trampas de lodo. El resultado es una catástrofe con dos caras: la destrucción directa de miles de aguacates, que se pudren en el suelo, inservibles; y el aislamiento total de las parcelas. La destrucción de las vías de acceso ha condenado a la fruta restante, ya que los camiones no pueden llegar a los campos, dejando a los agricultores con la desesperante imagen de su producto valioso pudriéndose a la vista, sin poder ser rescatado.
"Vimos cómo se iba al suelo la cosecha que esperábamos. Ahora, el poco aguacate que quedó se está perdiendo porque no hay forma de sacarlo. Es una ruina total. El daño a los árboles tardará años en recuperarse. ¿Cómo vamos a comer?", clama un agricultor local, reflejando el pánico que se apodera de la comunidad.
Mientras el agricultor sufre pérdidas millonarias, el mercado amenaza con imponer otra brutal injusticia: la especulación. Los pocos intermediarios que logran sortear la catástrofe vial están aprovechando la desesperación, pagando precios irrisorios por la fruta. Al mismo tiempo, se teme que la noticia de la "escasez" a causa de la tormenta sea utilizada por grandes distribuidores para disparar los precios al consumidor final, obteniendo ganancias exorbitantes a costa de la miseria del campo. Días antes de la tormenta la caja de aguacates Hass se cotizaba en los 2,200.00 pesos y actualmente la están pagando solo a 1,100.00 pesos con una caída del precio al 50%.
El futuro de Guayabal pende de una respuesta inmediata y contundente del Estado. Los agricultores exigen acciones de emergencia para evitar una debacle social. En primer lugar, la reparación de los caminos vecinales debe ser declarada una emergencia nacional prioritaria, con el despliegue urgente de equipos pesados de Obras Públicas. En segundo lugar, se exige un mecanismo rápido y transparente de compensación económica para los productores por las cosechas devastadas. Además, hacen un llamado desesperado al Banco Agrícola para la condonación de las deudas de los productores afectados, ya que la pérdida total de la cosecha hace imposible el cumplimiento de sus compromisos bancarios. Finalmente, piden la intervención rigurosa de las autoridades competentes para asegurar que el precio de venta al público refleje los costos reales y no la manipulación de los intermediarios.
La supervivencia de la producción de aguacate en Guayabal, uno de los pilares del sur dominicano, depende de la celeridad con que el gobierno responda a este grito de auxilio ante la crisis múltiple que amenaza con borrar del mapa la economía local. Si el gobierno vía el banco agrícola y el ministerio de agricultura no van en auxilio de este municipio, se estima que muchas familias han ido a la ruina. Espera una evaluación de los daños, donde se creer que mas de 300 millones de pesos se ha perdido en la cosecha del aguacate Hass en producción y toda las variades que en este momento están en proceso de floración.

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